 Su ideal siempre fue una mujer que fuera una cocinera en la cama, una señora en el salón y una puta en el dormitorio.
Hasta que la sorprendió en el dormitorio siendo una puta con el cocinero y el señor del salón vecino. -Aunque me hayas visto así, no me rechaces; - le rogó ella- ¡sólo te amo a ti!. ¿Qué culpa tengo yo? Tú me programaste para que pasara esto. Pese a sus súplicas, él la desconectó para siempre; el dolor de la experiencia le retuvo durante mucho tiempo de seguir con sus experimentos para crear la esposa ideal. Etiquetas: Parábolas |
pufs... hay más de real en esta historia de lo que nadie pueda imaginar..., me ha gustado tu blog, tu humor y tu punto de vista.
Un beso