Y yo me la llevé al Nilocreyendo que era mozuela pero era un cocodrilo que me clavó hasta las muelas
creyendo al amor debidos tan espantosos mordiscos yo seguí haciéndole guiños y dándole de besitos
pasó entonces un amigo y al ver mi pata en peligro (porque me la había cogido) decidió darme el aviso
¡Cuidado, es un cocodrilo! ¡Pero ya la había metido!
(La pata, o pierna, es lo mismo en su boca de saurisquio) Etiquetas: Irreverencias |