-¡Viva Baco! - gritaba Pedrillo, con una jarra de vino en la mano más grande que su cabeza. -No, no, no, no puedo gritar eso. Va contra mis convicciones. Hip. - le respondió Osmín con su potente voz de bajo, tan ebrio que a duras penas se podía levantar del suelo. -¿Pero por qué? -Porque soy musulmán, hip, y Baco es un falso dios de los idólatras. -Bueno, vamos a gritar otra cosa. ¿Te parece que gritemos "¡Vivan las fiestas de Baco!" -Me place, hip. ¡¡¡VIVAN!!!
(fin del dueto)
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